CONOCIENDO ECUATORIANOS

En el mismo día que cruzamos a Ecuador ya nos dimos cuenta que se trataba de un país muy distinto a Perú. Por supuesto puedes encontrar similitudes; pero llama la atención como siendo vecinos, tanto los paisajes, como el clima, la gastronomía y hasta el carácter de la gente es radicalmente diferente.

Analizar las particularidades de la personalidad de un pueblo es un tema que me atrae profundamente. Considero que cada persona es totalmente única, ya que nuestro carácter se forma gracias a un cúmulo de circunstancias que son irrepetibles; sin embargo, una de estas coyunturas que ayuda a crear nuestra personalidad, está definida por las decisiones políticas y por el papel que nuestra comunidad y país ha jugado en la historia; por lo que, lo que nuestros antepasados han vivido lo llevamos en nuestro ser y dejará marca en nuestra descendencia. Con todo esto intento explicar, que cada país ha vivido una historia muy diferente y el carácter de su gente así lo refleja.

La primera noche en Ecuador, decidimos pasarla en Arenillas y fue allí, donde me di cuenta que habíamos cruzado la frontera y que una nueva etapa de nuestro viaje estaba comenzando.

Como siempre hacíamos, buscamos a alguien con el que poder tener una bonita charla y averiguar en qué lugar sería recomendable que pudiéramos aparcar nuestra casa y pasar la noche. Tuvimos la suerte de conocer a  Manuel y su madre (una mujer de unos cincuenta años), personas muy intrigadas con nuestro viaje  y con muchas ganas de compartir un poco de su tiempo con nosotros, contándonos su opinión acerca de lo que nos íbamos a encontrar en este país desconocido para nosotros. Y de repente, PUM! Sacaron el tema política. Para nosotros eso fue algo muy chocante, podrá pareceros carente de importancia, pero veníamos de vivir más de un año en Perú, y creedme, este tipo de cosas no es algo que quieran compartir con cualquier desconocido y menos fuera de la capital.
Conversamos de las nuevas expectativas laborales en el Ecuador, de todos los emigrados que estaban retornando, de cómo les había influido la dolarización del país…
Poco a poco y con el paso de los meses y los kilómetros en este maravilloso país, fuimos comprendiendo que Ecuador tiene solo 15 millones de habitantes y su gran mayoría trabajó en España. Esto fue posible gracias a que durante algunos años anteriores al 2003, tenían libre visado. Debido a esta pequeña coyuntura, los ecuatorianos son gente que tuvo la oportunidad de interaccionar con otras realidades, de conocer el lado cruel y amable de la inmigración. Bajo mi punto de vista, veo personas orgullosas de su país, de sus múltiples culturas, reivindicativa y con ganas de reafirmar sus orígenes y empezar una vida plena.

Esa noche terminamos durmiendo al lado de la policía! Aunque para algunos pueda sonar raro, es uno de los lugares que más frecuentamos en nuestro viaje. Suele ser gente muy amable y con baño a tu disposición!Sin olvidar que cuentan cosas muy interesantes!
A la mañana siguiente,  me tomé mi primera ducha en Ecuador y continuamos el viaje con rumbo a Loja. Sin embargo, haciendo caso de las recomendaciones de Manuel, tomamos una ruta poco usual y menos directa, pasando por Piñas, Zaruma y Portovelo.


Concretamente Portovelo es un lugar tan peculiar que me apetece dedicarle toda una entrada!



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